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El rincón del lector.

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Suave es la noche -  F. Scott Fitzgerald



http://www.quelibroleo.com/suave-es-la-noche

Dick y Nicole Diver, una pareja norteamericana, llega a la Riviera francesa en los años en que allí se citaba la beautiful people de todo el mundo. Son ricos, inteligentes, elegantes, irresistiblemente atractivos. Pero hay algo que no es perfecto. Nicole tiene un secreto, Dick una debilidad, y juntos se dirigen irremediablemente hacia las rocas contra las que su aventura puede estrellarse. Suave es la noche es una de la mejores novelas de Francis Scott Fitzgerald, el autor de El gran Gatsby, y, según se esposa, Zelda, «hay mucho de su propia vida en este atormentado retrato de la opulencia destructiva y el idealismo malogrado».


Historia abreviada de una desdichada obra maestra: Suave es la noche

-¿Sabes?, eres un poco complicada, después de todo.
 -¡Oh, no! –se apresuró a asegurarle-. Realmente no lo soy. Sólo soy… Sólo soy una suma de muchas personas diferentes, muy sencillas todas ellas.

SUAVE ES LA NOCHE


F. Scott Fitzgerald (1896-1940)            

 Hace unos meses releí, más de veinte años después de mi primera lectura, la novela Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald. Fue una experiencia totalmente distinta, para empezar porque tuve la osadía de leerla en inglés (ayudado, eso sí, por dos traducciones diferentes y un diccionario): quería oír la voz de Fitzgerald, la música de su prosa. Además, sabía mucho más de su autor y mucho más acerca de cómo se fue escribiendo esa novela, y, en definitiva, yo no era la misma persona de aquella primera vez.

Suave es la noche es un ejemplo perfecto de esa segunda novela que hay en muchas novelas: la de las vicisitudes por las que fue atravesando para llegar a existir. Scott Fitzgerald había publicado tres novelas de éxito entre 1920 y 1925; tenía veintinueve años y se había convertido, junto con su mujer, Zelda, en un icono de su generación y de su tiempo, la llamada Era del Jazz, una era, como él mismo escribió, de milagros, de arte, de excesos y de sátira. Proyectó la que sería su cuarta novela tras acabar El gran Gatsby, publicada en 1925: sería algo “verdaderamente nuevo en forma, idea y estructura”. Pero Suave es la noche no vio la luz hasta 1934, nueve años después. Para entonces era una obra muy diferente a la imaginada en un principio, y muchas cosas habían cambiado  también en su vida y en su país: la desenfrenada década de los veinte, que había comenzado al tiempo que Zelda y Scott se casaban y asumían como propio ese feliz desenfreno, se vino abajo abruptamente muy poco antes de que ella ingresara por primera vez en una clínica mental: la fiesta había terminado.

 Se ha escrito que ese retraso de nueve largos años fue motivado por la ambiciosa búsqueda de la perfección, por el éxito de Hemingway durante ese mismo período, por el exceso de alcohol y por la necesidad de costear los tratamientos psiquiátricos de Zelda con el dinero que obtenía de la venta de sus relatos. Tuvo varios títulos iniciales (Our Type en 1925, The World`s Fair al año siguiente) y una idea generadora: el matricidio. El protagonista, Francis Melarky, un técnico de Hollywood que parece inspirado en la figura de Edgar Allan Poe, mata a su dominante madre enfurecido por sus ofensas. No obstante, cuando a finales de 1925 se publica con enorme éxito Una tragedia americana, de Theodor Dreiser, cuyo argumento descansa también sobre un crimen, Scott detecta ciertas similitudes con su historia y se desanima. En una carta le había indicado a su editor que la novela trataba, por un lado, de “un asesinato intelectual a la manera de Leopold y Loeb”, pero también “sobre Zelda y yo y la histeria en París en mayo y junio pasado”. Durante esos meses a los que se refiere, los Fitzgerald frecuentaron en el sur de Francia la casa de los adinerados y elegantes Gerald y Sarah Murphy, quienes sirvieron de modelo para un primer bosquejo de los personajes Seth y Dinah Piper. A Melarky le fascina la personalidad de Seth, hasta el punto de que poco a poco le cede todo el protagonismo y él pasa a ser en los siguientes borradores un mero observador. Baraja otros títulos (The Drunkard´s Holiday y Doctor Diver´s Holiday: A Romance) e introduce el tema de la locura aprovechando los conocimientos que adquiere en su trato con los médicos de Zelda.

Cuántas veces he tratado de imaginar la tortura de Fitzgerald ante su incapacidad para acabar esta novela: esta dilación, la bebida y la enfermedad de Zelda estaban fraguando su ruina y él no podía saberlo. En 1932 se decide por el titulo final, Tender is the Nigth; Seth y Dinah Piper son ya protagonistas absolutos con los nombres de Richard y Nicole Diver, y el tema del matricidio es abandonado definitivamente: en su lugar, la novela pasa a ser una exploración del “problema insoluble del encanto personal”, es decir, de la capacidad de seducción, y de cómo la necesidad obsesiva de complacer a los demás conduce a la perdición: Dick Diver, un psiquiatra idealista y de brillante porvenir, se casa con una joven y rica paciente suya, y en el curso de la nueva vida que inician juntos va transfiriendo su energía y su integridad no sólo a Nicole sino a todos cuantos se acercan a él fascinados por sus cualidades, de tal modo que pierde progresivamente su magia y acaba convertido en un hombre vacío: esto es, en esencia, Suave es la noche.

Cuando por fin se publicó, fueron pocos los lectores norteamericanos que, en plena depresión económica, se sintieron interesados por los problemas que pudieran tener unos compatriotas suyos en la Riviera francesa. Este relativo fracaso es la causa de que tan extraordinaria obra literaria siguiera experimentado cambios incluso más allá de la muerte de su autor, ocurrida prematuramente en 1940, pues a comienzos de los cincuenta apareció una versión que respetaba, según dijo el editor, los cambios de estructura que se habría planteado el propio Fitzgerald tras la primera y decepcionante edición.  En España existen las dos versiones, yo las tengo: una en la editorial Argos Vergara y otra en Alfaguara. Su autor me acompaña desde hace años como un camarada muy próximo, la luz verde al otro lado de la bahía.



El 27 de septiembre de 1996, con motivo del centenario de su nacimiento, el Servicio Postal de los Estados Unidos emitió un sello conmemorativo. Mi hermana, que vive en Jacksonville, Florida, (apenas a cinco horas por carretera de Montgomery, Alabama, ciudad donde nació Zelda y donde existe un museo dedicado a la memoria de ambos), me consiguió este juego de cuatro sellos, una de mis más preciadas posesiones.

El retrato de F. Scott Fitzgerald que encabeza este texto es obra de Escolástico Fernández, mi padre.?




http://juanherrezuelo.blogspot.com.es/2011/05/historia-abreviada-de-una-desdichada.html
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Publicado: Thursday 29 de October de 2015, 20:50
Historia universal de la infamia - Jose Luis Borges (1935)


AUDIO






http://www.elresumen.com/libros/historia_universal_de_la_infamia.htm
"Barroco, dice jorge Luis Borges, es aquel estilo que deliberadamente agota o quiere agotar sus posibilidades y que linda con su propia caricatura."

Los cuentos que integran Historia Universal de la Infamia responden a esta definición.

Por sus páginas desfilan el atroz Lazarus Morell, redentor de esclavos; Tom Castro y su inestable identidad; la aguerrida viuda de Ching, comandante de cuarenta mil piratas; Monk Eastman, pistolero de los Gangs de Nueva York; el asesino Billy the Kid de Arizona; Hákim de Merv, tintorero enmascarado del Turquestán; y el inaccesible maestro de ceremonias Kotsuké no Suké, funcionario japonés. Un relato de cuchilleros porteños, "Hombre de la esquina rosada", clásico en la literatura del autor, y un apartado de seis textos sobre magia completan el panorama de iniquidad en diferentes medios culturales.

De sorprendente afinidad con el corto cinematográfico y aun con el cómic, los cuentos de Historia universal de la infamia comprenden una colección de villanos genialmente crueles, personajes disparatados a fuerza de barrocos.

Basándose en casos reales, Jorge Luis Borges ensayó en su primer libro de ficción un notable cruce de géneros en el que ya está presente, como en un criptograma, su peculiar universo literario.



http://confiesoqueheleido.blogspot.com.es/2012/10/historia-universal-de-la-infamia-jorge.html

El tiempo de verano es propicio para lecturas dispersas, dejadas atrás por diversos motivos y recuperadas para cubrir las horas de un ocio inexistente el resto del año. Así, durante el mes de agosto, me encontré leyendo al mismo tiempo dos libros que nada deberían tener en común.

24 paseos por Londres es un curioso catálogo de rutas a pie por la capital británica, asomando al lector a callejones y patios que no suelen figurar en guías más convencionales. Gran parte de los altos en el camino tienen lugar bajo placas conmemorativas de hechos criminales, siniestros o, en el mejor de los casos, inquietantemente misteriosos.

Una mañana, pongamos que de un martes, en el paseo dedicado a los aledaños de Oxford Street, leí por primera vez la historia de Arthur Orton, personaje célebre por haberse hecho pasar por el hijo de Lady Tichborne desaparecido en un naufragio en el lejano Caribe. El impostor supo jugar con el deseo de la madre por aferrarse a cualquier esperanza para desterrar la idea de la pérdida de su hijo. Y de este deseo se aprovechó hasta que, a la muerte de Lady Tichborne, el resto de herederos, algo menos románticos y muy preocupados por el número de partes del caudal relicto, denunciaron con éxito al suplantador que terminó pagando su osadía con la prisión y el posterior oprobio.

La tarde de ese martes leí en Historia Universal de la Infamia, primer libro de relatos de Jorge Luis Borges, la misma historia, algo más extensa, ricamente adornada con personajes adicionales y florituras verbales, a la que el escritor argentino había bautizado como El impostor inverosímil Tom Castro.


El impostor Tom Castro

Esta larga introducción sólo sirve para poner de manifiesto una coincidencia que habría hecho las delicias de Borges y que, en sus manos, habría podido dar lugar a un hermoso relato sobre el destino, la cábala o las matemáticas del azar.

Historia Universal de la Infamia es un libro bastante peculiar e interesante pese a no figurar entre los más leídos del escritor argentino. Todas las primeras obras cuentan con dos tipos de público, quienes consideran que es la mejor y que lo que le sigue sólo aspira a igualar su mérito y quienes la creen mero atisbo de una promesa aún por cumplir.

Lo cierto es que este libro surge como recopilación de unos textos publicados a lo largo de 1933 y 1934 en el suplemento de un diario bonaerense y que un avispado editor (o el propio autor, lo desconozco) supo reunir en un único volumen en 1935 junto con algún añadido, siendo reeditado en 1954 con pocos añadidos y modificaciones. La edición española corre por cuenta de Destino.

Como el título acierta a resumir, Historia Universal de la Infamia no es otra cosa que una colección de episodios protagonizados por malvados delincuentes, impostores, asesinos, piratas y demás ralea, de diverso tiempo y lugar que no tienen otra cosa en común que su iniquidad.

Para cada una de las historias, Borges parte de una fuente concreta, especificada en un epílogo, algunas tan fiables como la Enciclopedia Británica, otras más imprecisas como Vida en el Mississippi de Mark Twain.

Con este escaso material, Borges construye sus relatos en los que combina detalles psicológicos con reflexiones subjetivas, todo ello aderezado por su estilo barroco y algo redundante, estilo al que hace una mención burlesca en la introducción a la edición de 1954.

El primer aspecto que llama la atención en este libro es que Borges toma hechos reales y se esfuerza por literaturizarlos, por trasladar la impresión de que se está ante un relato, no ante una noticia.

En el prólogo ya citado, Borges atribuye a su timidez y vergüenza el hecho de recurrir a narrar hechos reales, evadiendo los imaginarios, bien por falta de confianza en sus dotes inventivas, bien por falta de inspiración. Pero lo cierto es que sólo estamos ante una disculpa dado que la elaboración literaria prima más allá de los hechos en que se basa.

Pocos de los que lean el relato sobre Billy el Niño identificarían al protagonista si no fuera por el uso de su nombre. También yo necesité avanzar bastante en la lectura de El impostor Tom Castro para identificarlo con la historia real que había leído aquella misma mañana.

  Incluso los títulos dados a cada relato resultan reveladores de ese talante literario del que Borges apenas puede desprenderse en su escritura: El incivil maestro de ceremonias Kostsuké no Suké, El asesino desinteresado Bill Harrigan o El proveedor de iniquidades Monk Eastman por citar algunos ejemplos.

Como contraste, la mayoría del resto de la obra de Borges trata de recorrer el camino inverso, hacer pasar por reales sus ficciones, dotarlas de fuentes fiables (como la Enciclopedia Británica en su famoso relato Tlön, Uqbar, Orbis Tertius) para mantener ese juego entre realidad e invención que es una de las claves de sus cuentos.  

Y éste es el mérito de un maestro del relato, el conseguir crear una atmósfera propia, un estilo que envuelve los hechos y nos los ofrece ya elaborados y enriquecidos prefigurando lo que será el estilo definitivo del Borges cuentista.  De un lado, la expresión demorada, entretejida de reflexiones, a ratos filosóficas, a ratos irónicas, pero por otro lado, ese juego entre verdad y ficción, matemática y esoterismo, cero e infinito.

Pero esta Historia Universal de la Infamia ofrece más. Ya desde la primera edición se incluyó el relato Hombre de la esquina rosada, única pieza de ficción en la que Borges rinde homenaje al lenguaje porteño y a la vida en los arrabales bonaerenses. Sin duda, el localismo no está reñido con esa universalidad a que se refiere el título del libro ni a la del conjunto de la obra de Borges.

Los últimos añadidos son una suerte de viñetas, también fruto de la imaginación del autor, que continúan con la temática criminal y de infamia a que responde el título. En muchos casos parecen esbozos de personajes y escenas que podrían formar parte de futuros escritos.

 Pero erraríamos si creyéramos que la lectura de este primer volumen tan solo sirve para completar el conocimiento de la obra del escritor argentino o si la leyéramos buscando las raíces de su genio. El valor de estos pequeños textos se impone por sí mismo. Su brevedad no les resta intensidad y, en todos ellos, podemos disfrutar del fabulista completando los huecos que las fuentes no atienden.

Los datos escuetos no son literarios, son hechos desnudos. Lo que rodea a esos hechos, el color de la noche de un crimen, lo que siente el asesino o lo piedad que implora la víctima son hechos inaprensibles para un historiador al uso. Sólo la Literatura alcanza a dar fe de ellos y sólo gracias a ella estos hechos permanecen en nuestra memoria. Por eso debemos leer, y leer también Historia Universal de la Infamia.

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Publicado: Tuesday 03 de November de 2015, 05:43
El pequeño Nicolás -  René Goscinny. Ilustraciones: Jean-Jacques Sempé


*** Para los pequeños de la casa. ***





Personaje cuyas historias se publicaron en un periódico entre 1959 y 1965. Un libro con la primera recopilación apareció el año 1961 y, en vida del autor, se publicaron cuatro más. Su familia dio a conocer, el año 2004, ochenta episodios inéditos más que, como los anteriores, también fueron ilustrados por Jean Jacques Sempé.

Desde su horizonte infantil, contradictorio pero diáfano, Nicolás habla de las relaciones con sus padres, de su vida en el colegio y del comportamiento de sus amigos: Eudes, Alcestes, Godofredo, Clotario, Joaquín, Rufo, Agnan (o Aniano), Majencio. Cada libro contiene varios episodios independientes.

Las características propias del humor de Goscinny, que también se mencionan en las voces de MORRIS, UDERZO y TABARY, a propósito de los comentarios sobre LUCKY LUKE, ASTÉRIX e IZNOGUD, sobresalen de modo particular en estos libros.

En primer lugar, un modo de contar poderosamente irónico debido al uso de un narrador aparentemente ingenuo. Luego, sus juegos de palabras sencillos pero eficaces. Además, el lenguaje tan natural con el que hablan sus personajes, lo que incluye repeticiones coloquiales del rasgo definitorio de cada uno, o de las expresiones más comunes de Nicolás —«terrible», «fenómeno»...—, y el acierto en expresiones felices cuando describe la conducta cotidiana: Nicolás y sus amigos juegan al tren y, después de un rato, el narrador reconoce que no era demasiado divertido, «si eres locomotora, todavía; pero, si eres vagón, te aburres un poco» («De chocolate y fresa», El chiste).

Pero el autor francés no es sólo un genio del humor verbal sino también del humor de situación y logra escenas de una comicidad desbordante. Para eso define con pocos rasgos pero claramente a sus héroes y luego juega excepcionalmente bien con la ironía dramática, esos momentos en los que el lector ya sabe lo que los protagonistas ignoran. Demuestra una notable capacidad de observación para ofrecer al lector nuevas perspectivas de situaciones comunes, en especial a la hora de presentar las cosas con argumentaciones de chaval: «A mí no me gustan las niñas. Son bobas, no saben jugar más que a las muñecas y a las tiendas y lloran todo el tiempo. Claro que yo también lloro a veces, pero es por cosas graves, como la vez que se rompió el jarrón del salón y papá me regañó, y era una injusticia porque no lo había hecho a propósito, y, además, ese jarrón era feo y ya sé perfectamente que a papá no le gusta que juegue a la pelota en casa, pero afuera llovía» (El pequeño Nicolás).

Como es lógico, muchos episodios están centrados en ambientes del pasado que a un niño de ahora le resultan extraños pero no así a muchos adultos: familia que se compra un primer televisor o a la que por fin le ponen línea de teléfono, antiguas máquinas de escribir, tiendas de aspecto familiar... Ese ambiente «de antes» quita hierro a las continuas discusiones entre los padres y a las frecuentes amenazas de marcharse de la madre, pues todo se acaba resolviendo con afecto y alrededor de una tarta de manzana o de chocolate.

También se puede señalar cómo el mismo clima de conflictos entre los padres de Nicolás, y entre su padre y el vecino, tiene su reflejo en las continuas peleas entre los chicos a la hora de sus juegos: «Los otros no estaban de acuerdo, lo cual es un rollo; cuando uno juega solo no se divierte, y cuando no se está solo, los demás arman un montón de discusiones» (El pequeño Nicolás). No faltará quien señale que una colección de hijos únicos, como parecen ser todos los chicos que aquí aparecen con alguna excepción que no es relevante, ofrece un muestrario mayor de pequeños egoísmos: no es sólo que muchísimas discusiones y peleas vayan en la dirección de defender lo propio, sino que tampoco se observan actos de generosidad de unos hacia otros. En este sentido, Nicolás es un antecedente del Calvin creado por WATTERSON veinte años después.

Las dinámicas ilustraciones de Sempé subrayan el humor irónico de Goscinny. Con trazos aparentemente simples pero detallistas, Sempé transmite rasgos propios del comportamiento y las reacciones de niño con desenfado y simpatía, y tiene una particular habilidad para las escenas de grupo, estáticas como cuando los chicos están en clase, o en movimiento como sucede cuando muestra los caóticos juegos colectivos.


Situaciones familiares comunes

Una de las fuentes del humor de Goscinny es la explotación simple de situaciones familiares comunes, de un modo puramente verbal.
Así, cuando Nicolás se presenta con malas notas:
«—Es inútil lloriquear, Nicolás —dijo papá—. Mañana te quedarás en casa haciendo ejercicios de gramática. No quiero tener un hijo ignorante que no sea nada de nada. Más adelante me lo agradecerás.
—Si me das dinero, te lo agradeceré enseguida —dije yo» («1611-1673», La vuelta al cole).
O bien, uno de los no pocos días en que la madre reacciona un tanto histéricamente, dice:
«—¡Nicolás! —ha gritado mamá—. ¡Te he dicho que vayas a prepararte para merendar! ¡Estoy ya lo bastante nerviosa como para que encima tú te pongas insoportable! ¡No estoy dispuesta a soportar que te pongas insoportable!» («El conejo genial», La vuelta al cole).

Mamá es un poco desordenada, la verdad

En otras ocasiones recurre al modo de razonar de chaval, como en el caso de uno de los mejores episodios de todos los libros, sin diálogos, en el que Nicolás está solo y decide ser bueno y nos cuenta:
«Mamá no usa nunca la aspiradora fuera de la casa, y hace mal, porque el cable es lo bastante largo y además esas máquinas son estupendas y lo aspiran todo: juguetes, gravilla y hasta trozos de cristal de la marquesina. Por cierto, que deben de haber sido los trozos de cristal los que han roto la bolsa de polvo de la aspiradora. La cosa no es grave porque mamá podrá coser el desgarrón o encargar que pongan una bolsa nueva».

Y, más adelante, indica que «para alcanzar la sopera, que estaba en la alacena, he tenido que subirme al taburete, y eso es algo que me gusta mucho, pero que no es fácil. Delante de la sopera había una pila de platos. Y hay que reconocer que mamá es un poco desordenada, la verdad, porque una sopera no debería estar guardada en el fondo de una alacena; uno no sabe cuándo va a necesitarla para fregar algo. Tendré que decírselo a mamá» («Ordeno», El chiste).
Los crucigramas son muy instructivos

Goscinny divierte también al lector al mostrarle las interesantes conclusiones que sus personajes obtienen de sus experiencias, como cuando Nicolás cuenta que «la merienda fue buena. Había un montón de pastelitos y yo me comí uno con fresas, otro de piña, otro de chocolate, otro de almendra, y no me pude comer otro con cerezas porque mamá dijo que si seguía comiendo iba a ponerme malo. Eso me extrañó, la verdad, porque las cerezas casi nunca me sientan mal» («El viaje a España», El chiste). O bien, un día que su padre le convence de que haga crucigramas, y al final nos dice que «Es verdad que los crucigramas son muy instructivos. Por ejemplo: ¿sabíais que el “xmpf” es un mamífero común en nuestras latitudes que rumia y nos da su leche?» («El crucigrama», El chiste)

Un animal muy raro que se llama llama


Otro de los recursos que aprovecha el autor es, simplemente, ponernos delante lo que un niño ve y oye, como en una visita, con Alcestes y su padre, al zoo: «Hemos visto un animal que papá, después de leer el cartelito que hay delante de la verja, nos ha dicho se llama llama. Muy raro. También nos ha dicho que, cuando se enfada, escupe a la gente. Alcestes y yo nos hemos puesto a hacerle muecas, ¡y era verdad! La llama se ha enfadado y le ha escupido a papá en la corbata. A papá no le ha gustado, sobre todo cuando ha venido un vigilante y le ha dicho que no había que inquietar a los animales. Papá le ha contestado que no era culpa suya que los animales del zoo estuvieran tan mal educados y semejantes malas bestias escupieran a la gente que pagaba por verlas. El vigilante le ha dicho que él comprendía a los animales porque había visitantes a los que a él también le encantaría escupir» («El zoo», El chiste).


http://www.bienvenidosalafiesta.com/index.php?mod=Indices&acc=VerFicha&autId=00000001BO
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Publicado: Tuesday 10 de November de 2015, 05:28
Cinco panes de cebada - Lucia Baquedano




http://www.lecturalia.com/libro/63733/cinco-panes-de-cebada

Muriel tiene veintiún años y acaba de terminar la carrera de magisterio. Se dirige ilusionada a su primer destino, donde las ilusiones de la joven maestra chocan con la dura realidad de un pueblo perdido entre las montañas del Pirineo navarro. Nada es como lo esperaba. La escuela es antigua, no entiende la mentalidad de los lugareños... Poco a poco, Muriel supera su desánimo, descubre su auténtica tarea: ayudar en lo que puede a los alumnos y a la gente del pueblo. Advierte que los campesinos de Beirechea, bajo sus toscas apariencias, son personas receptivas. Incluso llega a rechazar una interesante oferta de trabajo en Pamplona. Además, se enamora de Javier, un joven sensible y extraño que lucha por cambiar los métodos de trabajo en el campo y que complementa su destino humano. Muriel acaba integrándose en el pueblo.
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Publicado: Monday 21 de December de 2015, 08:43
El idiota - Fiódor Dostoyevski

Por si a alguien le interesa, dejo el link donde se encuentra la serie basada en la novela, que se emitió en TVE.

VER CAPÍTULOS.



La novela se sitúa en la Rusia de mediados del siglo XIX y narra la historia del príncipe Lev Nikoláievich Myshkin (en algunas traducciones, Mishkin), el cual al igual que Dostoyevski, sufre de epilepsia. Por ello fue enviado a Suiza cuando era un niño para ser tratado por un médico que, al morir el tutor del niño, se hace cargo económicamente de él. Huérfano de padre y madre, su única pariente viva (a la cual no conoce en persona) reside en San Petersburgo; él le manda una carta, de la cual nunca recibe contestación, por lo que decide viajar a la entonces capital rusa con el fin de conocer a su prima lejana, la generala Lizaveta Prokófievna Yepanchiná. Antes de llegar a San Petersburgo, conoce en el tren a Parfión Semiónovich Rogozhin y a Lukián Timoféievich Lébedev, con quien sostiene animada conversación.

Al llegar a San Petersburgo, entra en contacto con la familia del general Iván Fiódorovich Yepanchín, su esposa Lizaveta Prokófievna Yepanchiná, y sus hijas Aleksandra, Adelaida y Aglaya Ivánovna. Su carta de presentación es el supuesto parentesco que existiría entre el príncipe y Yelizaveta Prokófievna; Myshkin se presenta en la casa de los Yepanchín vestido humildemente y con un hatillo como único equipaje; el mayordomo lo mira con desconfianza cuando pide hablar con el general Yepanchín, y se confunde mucho más cuando el príncipe en su inocencia lo trata como a un igual (gesto tomado luego por los Yepanchín como de "demócrata"). El general lo recibe finalmente en su despacho, y el príncipe le aclara que no va en busca de dinero, sólo de consejo y para conocer a sus parientes, lo que sorprendió aún más al general e hizo que se interesara en ese peculiar individuo. Le ofreció encontrarle trabajo, y le preguntó qué hacía; el príncipe resultó ser experto en caligrafía, cosa que pudo comprobar también Gavrila Ardaliónovich Ívolguin (Gania), que entonces era secretario del general Yepanchín, y se encontraba con ellos en ese momento. En su primer encuentro con Gania, el príncipe conoció en foto a Nastasia Filíppovna, por quien después sentiría gran compasión (hay que recordar que el príncipe confundía la compasión con el amor para entender el final del libro) y que en la primera parte del libro era la prometida de Gania. Cuando el general se hubo retirado, el príncipe Myshkin fue presentado a Yelizaveta (esposa del general) y sus tres hijas, que estaban desayunando en el cuarto de estar. Ellas lo interrogan satirizando la conversación, sobre todo Aglaya, quien gozaba burlándose de él. Entonces el príncipe les contó sobre su estadía en Suiza, y su opinión sobre la pena de muerte.

La estadía en Suiza


El príncipe relata su estadía en una pequeña aldea Suiza, después de comentar que disfrutaba mucho la compañía de los niños y lo inteligentes que eran éstos al entender cosas que los adultos no entendían, y cómo él aprendía cosas de ellos y no al revés ( opinaba que todos debieran aprender de los niños). La anécdota que contó se trataba de una mujer caída en desgracia a la que todo el pueblo despreciaba (había ido en pos de un hombre, pero éste la había dejado al poco tiempo, obligándola a volver luego junto a su madre.), y que tenía a su madre enferma. La gente no le daba trabajo, y poco a poco se fue quedando sin dinero para sus necesidades y las de su madre. Empezó a cuidar animales a escondidas, para que los granjeros supieran que podía. La madre murió, dejando a la mujer sola, y además enferma (tuberculosis). Los niños se reían de ella cada vez que la veían pasar, y le tiraban piedras. El príncipe los vio, y les habló para que no lo hicieran más, les hizo entender que era buena persona, y que merecía ser querida. Los niños la empezaron a saludar, le llevaban comida a escondidas de sus padres y le regalaban ropa. Los adultos de la aldea empezaron a prohibir a los niños que la fueran a ver, pero iban a escondidas. El príncipe también la visitaba, y le conversaba, porque le tenía profunda lástima. Antes de que la mujer muriera, el príncipe la besó en los labios, producto de la inmensa compasión que le tenía a la mujer. (Importante para comprender el efecto Nastasia Filíppovna)

La pena de muerte


Surge luego de conversar con la hermana que pintaba, quien le pidió una idea. Él le sugirió que pintara la cara de un condenado a muerte en el patíbulo, que a su parecer, era la expresión más fuerte posible en un ser humano. Les contó que había visto una ejecución con guillotina, y que nunca podría olvidar la cara del hombre en cuestión. (Eso, Dostoyevski lo sacó de una experiencia propia, puesto que él mismo estuvo condenado a muerte una vez, y fue perdonado al pie del patíbulo). El príncipe ya había filosofado sobre la pena de muerte en el tren con Rogozhin. Menciona una pintura que había visto una vez, y que capturaba la escena a la perfección (más adelante, en casa de Rogozhin, ve una réplica de la pintura de Hans Holbein el Joven El Cristo muerto).


Personajes

Príncipe Myshkin

Por causa de su enfermedad, muy enraizada durante su juventud, el príncipe Lev Nikoláievich Myshkin no fue capaz de mantener una educación formal y constante, por lo que dependió de las enseñanzas de un tutor en una casa de reposo en Suiza. Tras la muerte de quien financiaba su estadía en dicho país, el príncipe regresa a San Petersburgo, donde recibe la noticia de que es el heredero de una importante fortuna por parte de un remoto familiar suyo. En un tren de tercera clase que viaja desde Varsovia a San Petersburgo conoce a Rogozhin y al funcionario Lébedev. El príncipe Myshkin no pudo ejercer una profesión y, más allá de sus veinte años, tiene la mentalidad de un niño —no por lo inmaduro, sino por lo ingenuo—. Siempre habla antes de pensar, no ve diferencias entre personas y cree en la bondad de todos, no conoce las malas intenciones. Es por esto por lo que lo han apodado "el idiota". Su ingenuidad es traducida como estupidez por aquellos que lo conocen poco; Aglaya en cambio, puede ver que el príncipe es de hecho un hombre muy inteligente (cándido, pero inteligente) y de buen corazón (por lo que le dedica el poema de El Pobre Caballero en una reunión en su dacha), y no se enoja por lo que él pueda decir, le molesta lo que en los demás provoca.

Myshkin es tremendamente compasivo, y eso lo podemos ver en la anécdota de la aldea suiza y cuando le promete a Nastasia Filíppovna que se casaría con ella. Esa compasión suya lo lleva a perder a Aglaya, a quien amaba verdaderamente, por confundir la compasión que sentía por Nastasia con amor. Al final del libro, traumatizado con la muerte de Nastasia, vuelve a la casa de reposo suiza notablemente enfermo.Pronto el príncipe entra en contacto con las altas capas de la sociedad petersburguesa y se enamora de dos damas muy diferentes que marcarán su estadía allí: Nastasia Filíppovna Baráshkova y Aglaya Ivánovna Yepanchiná.

Aglaya Ivánovna Yepanchiná

Aglaya es un personaje complejo, que se contradice a cada momento. Hija de la noble familia del general Yepanchín, ama al príncipe Myshkin, como podemos ver, por ejemplo, cuando le dedica el poema de El Pobre Caballero, y al final, cuando lo lleva a encarar a Nastasia. Al revés del príncipe, ella no es inocente, y se da cuenta de la gente mal intencionada a su alrededor; no confía en Nastasia Filíppovna, y sabe que sus cartas son una maraña de mentiras para hacerla ver bien cuando su plan de casarse con Myshkin resultara. No quiere que Myshkin sepa que lo quiere, por lo que de cuando en cuando lo trata mal (por ejemplo, cuando se quedaban jugando al ajedrez en la dacha de Myshkin y ella se enojó y le dijo que no quería verlo más, o cuando se burlaba de él). Ella pensaba que Myshkin había tenido un amorío con Nastasia cuando desapareció del mapa un tiempo, y que la seguía queriendo; esos pensamientos no fueron infundados, si no que fueron sembrados por los que la rodeaban (Gania, la generala Yepanchiná, entre otros). Ella trata de poner celoso a Myshkin, en un intento de hacerlo reaccionar y ver si la quería a ella o a Nastasia, pero no le resultaba, ya que Myshkin en su inocencia no era capaz de sentir celos. Al final del libro se casa en un matrimonio sin amor.

Nastasia Filíppovna Baráshkova

Durante su infancia, fue cedida al cuidado de Afanasi Ivánovich Totsky, quien le asignó el cuidado y educación necesarias mediante unas instructoras. Después de un tiempo, Totsky volvió, y se encontró con que la niña que había dejado, había crecido para ser una hermosa señorita, además culta e inteligente; decidió llevársela a vivir con él a Petersburgo, en una especie de concubinato. Nastasia odiaba a Totsky, por eso aceptaba todos los mimos y regalos caros que él le daba, y se aprovechaba de él. Que ella viviera con Totsky, era una ofensa imperdonable por la alta sociedad, era vista como una mujer sucia y poco apropiada para cualquiera, sobre todo para un príncipe, como era Myshkin. Para herir a Totsky, ella decidió casarse con Ganya, a pesar de que no lo quería; cuando Nastasia fue a visitar a la familia de Ganya, los trató con desdén y superioridad, para ver si Ganya era capaz de pararla y echarla de su casa para defenderlos; Ganya no lo hizo, y Nastasia decidió que no se casaría con él, sino que con Rogozhin, quien le había ofrecido una gran suma de dinero si se casaba con ella (fue en ese momento, cuando Rogozhin le ofreció dinero, que el príncipe Myshkin le prometió que se casaría con ella).

Nastasia Filíppovna es una mujer autoflagelante, que tiene que vivir en constante constricción en orden de mitigar los fantasmas de su pasado. Ser feliz y buena es algo que no se puede permitir, y suple aquello con dinero y bienes materiales, fiestas y reuniones. Siente que no merece ser parte de la buena sociedad, por lo que se rodea constantemente de lo más bajo de la sociedad rusa, borrachos y gente de bajo nivel. Entregó los rublos que Rogozhin había juntado para ella a Ganya (aunque la forma en que lo hace no deja de ser cruel, arroja los billetes al fuego para ver si Ganya es capaz de rebajarse y quemarse las manos por dinero). Es una mujer violentamente impulsiva y contradictoria. Esto se refleja en el episodio de las cartas que Nastasia le envía a la propia Aglaya instándola a que se case con el príncipe y le proporcione la felicidad que ella no puede darle; este episodio definirá más adelante la novela de forma decisiva. Finalmente es asesinada por Rogozhin.


Otras características de la novela

Otro detalle importante, es el gran contenido político que aparece en la novela. Dostoyevski reprocha constantemente el sistema burocrático ruso, critica la idea de crear trabajo innecesario:

    «Dicen que existen tantas oficinas de gobierno, tantos burócratas, que sólo el pensarlo marea. Todo el mundo ha sido, es o será funcionario del Estado. Todo el mundo está dispuesto a ponerse a su servicio. ¿Cómo es posible entonces que de esta masa no puedan seleccionarse los elementos necesarios para organizar una compañía de navegación? La respuesta que suele darse a esta pregunta es muy sencilla; tanto, que resulta difícil creerla. Verdad es, se nos dice, eso de la frondosa burocracia; copiando un excelente modelo germánico, se es funcionario desde hace doscientos años, de abuelo a nieto. Pero precisamente en nuestro país los funcionarios son los hombres menos prácticos del mundo, y las cosas han ido tan lejos en este sentido, que hasta hace muy poco ellos mismos consideraban que la ignorancia de las nociones prácticas era la suma de todas las virtudes y cualidades.»

Uno de los aspectos más relevantes de la novela es su dimensión ética y religiosa, en cuanto que el príncipe Myshkin se convierte en el más acabado arquetipo moral de toda la obra dostoyevskiana. Así lo han señalado críticos tan relevantes como Dmitri Merezhkovski, Romano Guardini, Nikolái Berdiáyev o Luigi Pareyson.


https://es.wikipedia.org/wiki/El_idiota


Fragmento


" Un hombre que es asesinado por unos bandidos de noche, en un bosque, o algo por el estilo, tiene hasta el último momento la esperanza de salvarse. Ha habido casos en que un hombre a quien le han cortado el cuello tiene esperanza todavía, o sale corriendo, o pide que se apiaden de él. Pero en este otro caso, por el contrario, esa última esperanza, que permite que la muerte sea diez veces menos penosa, es eliminada con toda certeza: la sentencia está ahí, y la horrible tortura está en que sabes con certeza que no te escaparás, y no hay en este mundo tortura más grande que ésa. Lleve a un soldado a una batalla, póngale delante de un cañón y dispare, y él seguirá teniendo esperanza; pero si a ese mismo soldado se le lee una sentencia de muerte cierta, se volverá loco o romperá a llorar. ¿Quién dice que la naturaleza humana puede soportar esto sin perder la razón? ¿A qué viene tamaña afrenta, cruel, obscena, innecesaria e inútil?
(...)
El hombre del que hablo fue conducido un día al cadalso con otros condenados, y le leyeron la sentencia que le condenaba a ser fusilado por crimen político. Veinte minutos más tarde se le notificó el indulto y la conmutación de su pena. Los tres primeros fueron conducidos y atados a los postes; sabía de antemano en lo que pensaría: toda su ansia era imaginarse, con la mayor rapidez y claridad posibles, como sería aquello: en aquel instante vivía y existía; en tres minutos qué cosa sucedería alguien o algo distinto. Pero confesaba que nada le fue más penoso que este pensamiento: -Si no muriese. Si me devolviesen la vida. ¡Qué eternidad se abriría ante mí! Transformaría cada minuto en un siglo de vida; no despreciaría ni un solo instante y llevaría cuenta de todos los minutos para no malgastarlos.- "
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Publicado: Friday 18 de August de 2017, 00:30
Vuelvo para dar vida a este post con una pregunta.   ¿Alguien sabe dónde encontrar una primera edición (en castellano) de Un Mundo Feliz?

La información que he encontrado es que lo tradujo Luys Santa Marina para el editor Luis Miracle en 1935, en su colección Centauro.
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sibeya

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Publicado: Friday 18 de August de 2017, 08:22
Se me ocurre que preguntaras en alguna librería por si te lo pudieran conseguir o saben dónde podría estar.

Es este el que buscas??
https://www.iberlibro.com/servlet/SearchResults?ds=5&fe=on&isbn=9788475304953&n=100121503&sortby=1&cm_sp=mbc-_-9788475304953-_-filter

Del que coincide exactamente con los datos que das solo encuentro la 2 edición.
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Publicado: Saturday 19 de August de 2017, 00:27
No, el que me pasas sí que lo había encontrado. A ver si consigo encontrar una foto de la portada y la cuelgo, que solo la vi en un PDF y no pude guardarla.

Ahora que dices lo de las librerias me acabo de acordar de una que tiene así como libros raros, antiguos y tal, me pasaré a preguntar.

Gracias Sibeya.  
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