Historia del Pastor Alemán
El Pastor Alemán es una raza relativamente joven que fue reconocida a finales del siglo XIX gracias a los esfuerzos del capitán Max von Stephanitz. En el transcurso de una exhibición canina en Karlsruhe (Alemania) en el año 1899, von Stephanitz quedó tan impresionado por las características de una perro pastor en particular, que lo compro y poco después fundó el Verein Für Deutsche Schäferhunde SV (Club del Pastor Alemán). Al perro en cuestión, Héctor Linksrhein, se le dio un nuevo nombre, Ornad von Grafrath, y se convirtió en el primer Pastor Alemán registrado. A partir de entonces, von Stephanitz contribuyó materialmente a establecer los estándares de la raza hacia lo que hoy en día podemos reconocer como el moderno Pastor Alemán.
Con la llegada del siglo XX, Alemania, al igual que muchos otros países, iba evolucionando hasta convertirse en un país cada vez más industrializado, dejando a un lado la cultura del pastoreo y disminuyendo así de forma inevitable su necesidad tradicional de perros pastores. Von Stephanitz supo reconocer las implicaciones que comportaba este cambio y empezó a educar a una raza que él creyó que se acoplaría a las necesidades de una sociedad en estado de cambio. En un periodo relativamente corto de tiempo, el programa específico de crecimiento de von Stephanitz desarrolló perros fuertes y versátiles, dotados de una gran inteligencia y estabilidad mental. La aptitud natural de esta raza había el trabajo u el empeño de von Stephanitz por impulsar sus muchas cualidades convirtió enseguida al Pastor Alemán en una raza muy requerida por las autoridades gubernamentales y por la policía.
El reconocimiento de los atributos del Pastor Alemán se difundió y en 1907 se mostró la raza por primera vez en América. Seis años después, se fundó el Club del Pastor Alemán de América con 26 miembros originarios. La popularidad de la raza, junto con su creciente fama, se asentó verdaderamente en el transcurso de la I Guerra Mundial.
Más de 50.000 perros sirvieron durante la guerra en la Cruz Roja, fueron mensajeros, perros de rescate, de rastreo, transportadores de mercancías y guardianes y su comportamiento heroico animó a muchos militares de destintas naciones a volver a casa con un nuevo y admirable compañero. La raza creció de forma tan rápida en popularidad que, sólo siete años después de que se registrará en 1919 en el Club Canino Inglés, con 54 perros, en 1926 el número había aumentado rápidamente hasta alcanzar los 8.058 ejemplares.
Conocido casi como el perro policía por excelencia, el Pastor Alemán ha destacado a lo largo de los años como perro de rastreo y de salvamento, detector de drogas, bombas y minas. Un hecho que se conoce menos es que fue la primera raza que se usó como perro guía para ciegos.
La raza volvió a mostrar sus grandes dotes de servicio en la II Guerra Mundial, extendiendo su buena reputación por todo el mundo. Con su fama de inteligencia y afinidad con el hombre, el Pastor Alemán se convirtió también en un animal de compañía de confianza, mientras que la envidiable lista de habilidades, así como su ilimitada capacidad de adaptación confirmaron su puesto como una de las mayores razas de trabajo. En lo que a linaje se refiere, desde los años cuarenta, los programas de crecimiento y de selección de raza han cambiado, sobre todo en Alemania y America, teniendo los últimos perros características como una notable curvatura del lomo y mayor curvatura de las patas traseras. En ambos casos, las cualidades clásicas del perro y su conformación se han mantenido mediante pruebas de trabajo y obediencia, diseñadas especialmente para evaluar la utilidad e inteligencia de la raza.
Su popularidad, como ocurre con todas las razas, varía, pero la relación afectiva que se establece entre el Pastor Alemán y el público quedan evidente con regularidad en el SV Bundessieger Zuchtschau (exhibición anual de campeones del Pastor Alemán). Es la mayor exhibición del mundo dedicada a una única raza y en el año 2006 contó con la asistencia de 2.000 perros y 70.000 visitantes.