El Temperamento del Akita
El Akita es un perro siempre alerta y seguro de sí mismo. Básicamente es un perro de guarda, pero muy tranquilo y sigiloso, no es nada ladrador, de ahí que cuando lo hace realmente suele ser motivo de alarma, virtud muy a tener en cuenta. Sereno, sin miedo pero bajo control y con dignidad en el momento de actuar. Tiene un acusado instinto de caza y de protección.
Valiente y tranquilo, es un perro libre de nerviosismos ni malacrianzas, luego es un excelente compañero de niños y ancianos. En su familia, se muestra cariñoso y paciente y es de plena confianza con los niños. Con otros perros puede llegar a ser agresivo. Dado su carácter independiente se recomienda su adiestramiento en obediencia desde que es un cachorro. Como es fuerte y impetuoso requiere autoridad y una educación firme para vivir en familia.
Pero de todas sus cualidades, es la fidelidad al amo tal vez la más excepcional. Un cuento, bien documentado, es el de un Akita que le fue fiel a su amo hasta su muerte. La fidelidad es un riesgo de muchos perros, pero en este caso el amo murió nueve años antes que el perro.
El relato cuenta así:
“El profesor Eizaburo Ueno, residente de Tokio, adquirió un Akita. El profesor siempre tomaba el tren para ir a trabajar. Por la mañana, Hachiko, su Akita, le acompañaba hasta la estación. Por la tarde Hachiko volvía a la estación para esperar a su amo que regresaba en el tren de la tarde, acompañándolo de vuelta a la casa. Un día, el 25 de mayo de 1925, el profesor no volvió a la estación dónde le esperaba su fiel amigo porque sufrió una trombosis fatal en el trabajo. Hachiko permitió ser atendido por los familiares del profesor pero todas las tardes, hasta el 8 de marzo de 1934 que murió, fue a la estación a esperar el tren de la tarde. El perro Hachiko tenía once años y cuatro meses cuando se murió. En la estación, Shibyuo Station, se edificó una estatua en honor a la lealtad de Hachiko.”