¿Un sexto sentido?

Jejeje... no hay consenso en la comunidad científica. Sólo hay un zumbado que lleva 15 años investigando esto, Rupert Sheldrake  

Jejeje... no hay consenso en la comunidad científica. Sólo hay un zumbado que lleva 15 años investigando esto, Rupert Sheldrake  

Los seres humanos contamos con cinco sentidos que nos orientan, informan, recrean y nos hacen manejar por la vida con un verdadero cúmulo de conocimientos acerca del mundo de lo tangible. De esta manera podemos desarrollar nuestras potencialidades a pleno y conocer de forma concreta lo que nos rodea. Sin embargo, el renombrado “sexto sentido”, también ocupa un espacio especial en la vida de muchas personas, ya que como ellas mismas explican, presienten cosas que no están vinculadas a ver, oír, tocar, degustar u oler, sino a capacidades extrasensoriales.

Esta cualidad de “sentir” o “presentir” tan especial, que parecía privativa sólo a seres humanos, es una característica que muchos adjudican a animales de diferentes especies. Si bien existen profesionales en materia veterinaria, que sostienen que estas actitudes “extrasensoriales” no tienen una base científica sustentable y responden sólo a características racionales y explicables en cada animal, los argumentos y anécdotas curiosas y sorprendentes parecen multiplicarse.

Las tres grandes categorías de la perceptividad

De acuerdo al libro de Rupert Sheldrake en los animales existen tres categorías no explicadas: la telepatía, el sentido de orientación y las premoniciones.

Telepatía: En muchos casos las anticipaciones que los animales realizan del regreso de las personas al hogar resultan (desde el punto de vista de este autor) inexplicables en términos de hábitos, señales de la gente de la casa, o audición de la aproximación de coches.

En experimentos con cintas de video se ha visto que hay perros capaces de anticipar la llegada del amo en momentos escogidos al azar, aún viajando en taxis u otros vehículos elegidos de forma azarosa.

De alguna manera pareciera ser que algunas personas comunican telepáticamente la intención de volver a casa.

El sentido de orientación: otro punto con el que insiste Sheldrake, es lo notorio y llamativo de esta cualidad. En el caso de las palomas mensajeras pueden encontrar el camino de regreso a su palomar a través de kilómetros de terreno desconocido.

Igual que ellas las golondrinas migratorias europeas pueden regresar al mismo edificio donde previamente habían anidado, a pesar de volar miles de kilómetros hasta sus fuentes de alimentación en Africa.

Estas capacidades de navegar hacia destinos lejanos continúa sin explicación y es imposible hacerlo en función del olfato ni de ninguno de los otros sentidos. Ni siquiera se podría hablar de una brújula biológica.

A parecer los animales no volverían según este autor, a lugares determinados, sino más bien a individuos determinados.

El rastreo olfativo que pueden tener algunos animales respecto a la persona podría explicarse, algunas veces, cuando las distancias son cortas. Sin embargo, en otros casos la argumentación a estos comportamientos parece tener que ver con una conexión invisible entre el animal y la persona a la cual está ligado y no con características meramente biológicas del animal.

Premoniciones: Algunas pueden explicarse en términos de estímulos físicos. Por ejemplo, las perturbaciones de algunos animales antes de un sismo pueden ser reacciones ante sutiles cambios eléctricos. En el caso de los perros que alertan a sus amos epilépticos de un ataque inmediato, se explicaría debido a que pueden advertir imperceptibles temblores musculares u olores insólitos.

Sin embargo, hay premoniciones que implican presentimientos que desafían supuestos o verdades generales, del pasado presente y futuro y carecen de una base teórica comprobable.

La explicación racional

No todos los fenómenos son inexplicables, ya que los animales tienen ciertos sentidos mucho más desarrollados que los humanos.

Perros: tienen 40 veces más células olfativas y aunque su vista no les permite identificar un objeto inmóvil a más de 300 metros, sí lo pueden oler. Su rango de sonidos audibles es mucho mayor, pudiendo además orientar sus orejas, para una mejor captación de los sonidos.

Gatos: se comportan como verdaderos sistemas de seguridad electrónicos, ya que poseen sentidos sumamente agudos y reaccionan a sonidos y vibraciones que los seres humanos serían incapaces de percibir. Están equipados de un oído muy fino, que les permite escuchar sonidos inaudibles para el oído humano. Además cuentan con una vista de lince, y un olfato muy desarrollado, siendo muy sensibles a los fenómenos eléctricos y barométricos, de modo que no es sorprendente que puedan sentir que va a llover, o detectar un terremoto o una erupción volcánica.

Otros animales desarrollan mucho los sentidos, como el delfín, que con su oído tan fino puede detectar objetos en tres dimensiones, ocultas a sus ojos.

En síntesis

Los científicos más desinhibidos, apuntan a que los animales pueden detectar campos energéticos invisibles para nosotros, facultad que tuvimos, y que hemos perdido por el desuso. Lo cierto es que los amos que están compenetrados con sus mascotas, se comunican y entienden a la perfección, y reciben manifestaciones permanentes de esta percepción especial, que aunque explicable o no, según el punto de vista, existe.


Alberto Duarte - Jefe del departamento veterinario del Zoológico de Mendoza.

“Este tema es muy complejo, porque implica saber que todos los animales poseen sistemas sensoriales diversos que les brindan todo tipo de información, y que nada tiene que ver con capacidades extrasensoriales.

“Entre estos sistemas están los receptores que poseen, que logran transformar la energía del medio ambiente en impulsos nerviosos. Otros son los conductores, que dirigen esa información a los centros nerviosos superiores. Por su lado los centros nerviosos integran la información y se comunican con todo el sistema del animal.

“Para entender la importancia de las características biológicas con las que cuentan los animales para percibir llegadas, movimientos telúricos o cambios climáticos, entre otros, hay que saber que cuentan con toda una batería de elementos que los orientan en este sentido. Algunos de ellos son los quimioreceptores (olfato y gusto); la termorecepción(sensibilidad a cambios de temperatura); magnetoreceptores (sensibilidad a la energía magnética, ayuda en la orientación); fotoreceptores (sensibilidad a la luz) y mecanoreceptores (receptores auditivos).

“Todas estas características del animal, ponen el sistema sensorial a punto y es gracias a todos ellas que pueden hasta sentir y manifestar cambios en la actitud en caso de un temblor.

“No hay que perder de vista que los cambios de comportamiento, no constituyen capacidades más allá de los sentidos racionales, y que los animales no adivinan lo que va a suceder, sino que poseen toda una cantidad de elementos en su estructura animal que fundamenta sus actitudes”.


Federico Correa

Médico veterinario y Jefe de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad de Capital.

“Si bien he escuchado bastante información acerca de estas capacidades “extrasensoriales” en muchos animales, nunca he tenido conocimiento de un trabajo o estudio que lo sostenga de manera comprobable científicamente.

“El olfato sería otro importante elemento que ayudaría en las especies a saber respecto a la venida de alguien ya que cada persona tiene para ellos su propio olor.

“La alteración del ritmo cardíaco, las pupilas dilatadas, el temblequeo corporal, fuera de lo que comúnmente, viven junto a sus amos, será para ellos un indicio de que algo anda mal. Por eso su cambio de actitud o la capacidad de prever hasta un ataque cardíaco repentino. En todo esto los sentidos del oído y el olfato siguen siendo fundamentales.

“Otra de las experiencias descriptas tiene que ver con el hecho de que muchos perros cuando muere su amo, permanecen al lado de ellos a modo de cuidado. Desde el umbral de la racionalidad, el canino ve a su dueño como un integrante más de la jauría, por lo cual, y respetando la ley animal, puede permanecer a su lado aun después de muerto”.

Los seres humanos contamos con cinco sentidos que nos orientan, informan, recrean y nos hacen manejar por la vida con un verdadero cúmulo de conocimientos acerca del mundo de lo tangible. De esta manera podemos desarrollar nuestras potencialidades a pleno y conocer de forma concreta lo que nos rodea. Sin embargo, el renombrado “sexto sentido”, también ocupa un espacio especial en la vida de muchas personas, ya que como ellas mismas explican, presienten cosas que no están vinculadas a ver, oír, tocar, degustar u oler, sino a capacidades extrasensoriales.

Esta cualidad de “sentir” o “presentir” tan especial, que parecía privativa sólo a seres humanos, es una característica que muchos adjudican a animales de diferentes especies. Si bien existen profesionales en materia veterinaria, que sostienen que estas actitudes “extrasensoriales” no tienen una base científica sustentable y responden sólo a características racionales y explicables en cada animal, los argumentos y anécdotas curiosas y sorprendentes parecen multiplicarse.

Las tres grandes categorías de la perceptividad

De acuerdo al libro de Rupert Sheldrake en los animales existen tres categorías no explicadas: la telepatía, el sentido de orientación y las premoniciones.

Telepatía: En muchos casos las anticipaciones que los animales realizan del regreso de las personas al hogar resultan (desde el punto de vista de este autor) inexplicables en términos de hábitos, señales de la gente de la casa, o audición de la aproximación de coches.

En experimentos con cintas de video se ha visto que hay perros capaces de anticipar la llegada del amo en momentos escogidos al azar, aún viajando en taxis u otros vehículos elegidos de forma azarosa.

De alguna manera pareciera ser que algunas personas comunican telepáticamente la intención de volver a casa.

El sentido de orientación: otro punto con el que insiste Sheldrake, es lo notorio y llamativo de esta cualidad. En el caso de las palomas mensajeras pueden encontrar el camino de regreso a su palomar a través de kilómetros de terreno desconocido.

Igual que ellas las golondrinas migratorias europeas pueden regresar al mismo edificio donde previamente habían anidado, a pesar de volar miles de kilómetros hasta sus fuentes de alimentación en Africa.

Estas capacidades de navegar hacia destinos lejanos continúa sin explicación y es imposible hacerlo en función del olfato ni de ninguno de los otros sentidos. Ni siquiera se podría hablar de una brújula biológica.

A parecer los animales no volverían según este autor, a lugares determinados, sino más bien a individuos determinados.

El rastreo olfativo que pueden tener algunos animales respecto a la persona podría explicarse, algunas veces, cuando las distancias son cortas. Sin embargo, en otros casos la argumentación a estos comportamientos parece tener que ver con una conexión invisible entre el animal y la persona a la cual está ligado y no con características meramente biológicas del animal.

Premoniciones: Algunas pueden explicarse en términos de estímulos físicos. Por ejemplo, las perturbaciones de algunos animales antes de un sismo pueden ser reacciones ante sutiles cambios eléctricos. En el caso de los perros que alertan a sus amos epilépticos de un ataque inmediato, se explicaría debido a que pueden advertir imperceptibles temblores musculares u olores insólitos.

Sin embargo, hay premoniciones que implican presentimientos que desafían supuestos o verdades generales, del pasado presente y futuro y carecen de una base teórica comprobable.

La explicación racional

No todos los fenómenos son inexplicables, ya que los animales tienen ciertos sentidos mucho más desarrollados que los humanos.

Perros: tienen 40 veces más células olfativas y aunque su vista no les permite identificar un objeto inmóvil a más de 300 metros, sí lo pueden oler. Su rango de sonidos audibles es mucho mayor, pudiendo además orientar sus orejas, para una mejor captación de los sonidos.

Gatos: se comportan como verdaderos sistemas de seguridad electrónicos, ya que poseen sentidos sumamente agudos y reaccionan a sonidos y vibraciones que los seres humanos serían incapaces de percibir. Están equipados de un oído muy fino, que les permite escuchar sonidos inaudibles para el oído humano. Además cuentan con una vista de lince, y un olfato muy desarrollado, siendo muy sensibles a los fenómenos eléctricos y barométricos, de modo que no es sorprendente que puedan sentir que va a llover, o detectar un terremoto o una erupción volcánica.

Otros animales desarrollan mucho los sentidos, como el delfín, que con su oído tan fino puede detectar objetos en tres dimensiones, ocultas a sus ojos.

En síntesis

Los científicos más desinhibidos, apuntan a que los animales pueden detectar campos energéticos invisibles para nosotros, facultad que tuvimos, y que hemos perdido por el desuso. Lo cierto es que los amos que están compenetrados con sus mascotas, se comunican y entienden a la perfección, y reciben manifestaciones permanentes de esta percepción especial, que aunque explicable o no, según el punto de vista, existe.


Alberto Duarte - Jefe del departamento veterinario del Zoológico de Mendoza.

“Este tema es muy complejo, porque implica saber que todos los animales poseen sistemas sensoriales diversos que les brindan todo tipo de información, y que nada tiene que ver con capacidades extrasensoriales.

“Entre estos sistemas están los receptores que poseen, que logran transformar la energía del medio ambiente en impulsos nerviosos. Otros son los conductores, que dirigen esa información a los centros nerviosos superiores. Por su lado los centros nerviosos integran la información y se comunican con todo el sistema del animal.

“Para entender la importancia de las características biológicas con las que cuentan los animales para percibir llegadas, movimientos telúricos o cambios climáticos, entre otros, hay que saber que cuentan con toda una batería de elementos que los orientan en este sentido. Algunos de ellos son los quimioreceptores (olfato y gusto); la termorecepción(sensibilidad a cambios de temperatura); magnetoreceptores (sensibilidad a la energía magnética, ayuda en la orientación); fotoreceptores (sensibilidad a la luz) y mecanoreceptores (receptores auditivos).

“Todas estas características del animal, ponen el sistema sensorial a punto y es gracias a todos ellas que pueden hasta sentir y manifestar cambios en la actitud en caso de un temblor.

“No hay que perder de vista que los cambios de comportamiento, no constituyen capacidades más allá de los sentidos racionales, y que los animales no adivinan lo que va a suceder, sino que poseen toda una cantidad de elementos en su estructura animal que fundamenta sus actitudes”.


Federico Correa

Médico veterinario y Jefe de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad de Capital.

“Si bien he escuchado bastante información acerca de estas capacidades “extrasensoriales” en muchos animales, nunca he tenido conocimiento de un trabajo o estudio que lo sostenga de manera comprobable científicamente.

“El olfato sería otro importante elemento que ayudaría en las especies a saber respecto a la venida de alguien ya que cada persona tiene para ellos su propio olor.

“La alteración del ritmo cardíaco, las pupilas dilatadas, el temblequeo corporal, fuera de lo que comúnmente, viven junto a sus amos, será para ellos un indicio de que algo anda mal. Por eso su cambio de actitud o la capacidad de prever hasta un ataque cardíaco repentino. En todo esto los sentidos del oído y el olfato siguen siendo fundamentales.

“Otra de las experiencias descriptas tiene que ver con el hecho de que muchos perros cuando muere su amo, permanecen al lado de ellos a modo de cuidado. Desde el umbral de la racionalidad, el canino ve a su dueño como un integrante más de la jauría, por lo cual, y respetando la ley animal, puede permanecer a su lado aun después de muerto”.

http://www.losandes.com.ar/notas/2004/11/10/sociedad-132981.asp

Yo creo que a veces somos muy modestos a la hora de valorar la capacidad sensorial de los perros.
No veo tan sorprendente que un perro sea capaz de anticipar la llegada de su dueño aún estando este en la acera de enfrente y el en casa, como para atribuirlo a algo sobrenatural.
Mi perro mayor es capaz de identificar cuando algún miembro de la familia está llegando a casa y sabe de quién se trata a tenor de las reaccion que tiene. Yo interpreto que lo hace a través del oído (se me ocurre que se ha familiarizado con la cadencia de paso que tenemos cada uno), porque se da por enterado de la llegada antes de lo que sería posible por el olfato.
Hay que tener en cuenta que para ser capaz de llegar a eso tiene que discriminar entre muchísimo ruído ambiental (televisiones y electrodomésticos, tráfico, voces ajenas...), y sin embargo es capaz de hacerlo.
No nos dimos cuenta que lo hacía hasta que tuvo dos años, no se si es el tiempo que tardó en aprender, o es que no le prestamos la suficiente atención a esto...
Tambien está el caso de esos perros perdidos que son capaces de orientarse a través de zonas desconocidas para ellos hasta lograr a volver a su casa.
En ellos creo que no está lo suficientemente estudiado, pero de las aves se sabe, o se sospecha, que son capaces de interpretar el camino a través del campo electromagnético de la tierra y la posición del sol, ¿quién dice que ellos no?
Hace casi dos años mi madre decidió añadir un miembro canino más a la familia, y se trajo a un cachorro de 4 meses, pero el en cuanto tuvo oportunidad huyó y volvió a su anterior hogar, se volvió a intentar y volvió a hacer lo mismo dos semanas después. ¿Cómo supo regresar la primera vez, haciendo un recorrido de km en un único día (más bien en una sola tarde), y sin conocer el camino?
Estos asuntos son más habituales en el mundo rural y no se les da tanta importancia, conozco más casos por el boca a boca y no solo de perros, sino de gatos también y hasta de un burro!
Yo opino que no se investiga tanto en este campo porque se asocia negativamente con la pseudociencia y  lo parapsicológico...

parapsicólogo Rupert Sheldrake