Usuario | Titulo: Jugamos a Contar un Cuento? |
SilverfoxAntiguo Usuario |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 01:40
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Usuario | Titulo: Jugamos a Contar un Cuento? |
SilverfoxAntiguo Usuario |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 16:28
Qué poca acogida ha tenido el juego... |
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Usuario | Titulo: Jugamos a Contar un Cuento? |
Midobemax¡Adicto Total!7774 mensajes 2 Albumes (80 fotos) 4 perros (15 fotos) Sexo: Mujer Edad: 42 años Provincia: Buenos Aires |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 16:47
Porque es muy aburrido! |
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SilverfoxAntiguo Usuario |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 16:51
Porque es muy aburrido! |
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SilverfoxAntiguo Usuario |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 16:55
Perdón, el post se llama "Estatura de mi cachorro", y está en el subforo de Dobermann |
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Usuario | Titulo: Jugamos a Contar un Cuento? |
Ukyo¡Adicto Total!9870 mensajes 0 Albumes (0 fotos) 0 perros (0 fotos) Sexo: Mujer Edad: 38 años Provincia: Sachsen-Anhalt |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 16:58
Qué poca acogida ha tenido el juego... |
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SilverfoxAntiguo Usuario |
Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 17:10
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Ukyo¡Adicto Total!9870 mensajes 0 Albumes (0 fotos) 0 perros (0 fotos) Sexo: Mujer Edad: 38 años Provincia: Sachsen-Anhalt |
Publicado: Sunday 28 de November de 2010, 03:15
Continúo con la segunda parte, siento no haberlo hecho antes pero para ponerse a escribir y hacerlo de forma mediamente decente hace falta tiempo. Espero que sirva.PARTE 2.Mientras Julia y su nuevo desdichado amigo se proporcionaban calor en una noche que prometía ser fría, los ecos de la destrucción retumbaban en los edificios desmoronados. ¿Por qué estaba pasando esto? ¿Qué sentido tenía que una potencia tan grande como la americana entrara a destruir un país? ¿Megalomanía? ¿Qué sentido tenía asesinar a sangre fría a los inocentes? A la mañana siguiente el movimiento del perro despertó a la niña, cuyas vestiduras casi harapientas se encontraban tiznadas del polvo que se había acumulado durante la noche. Julia se sacudió las ropas y también a su nuevo amigo, y no pudo evitar estornudar. Segundos después se le encogió el corazón y se le disparó la adrenalina por el miedo a ser descubierta. Se quedó unos minutos en silencio escuchando el ruido exterior, pero no oyó nada preocupante. El fragor de la batalla debía estar lejos de su posición, pues sólo se sentía el retumbar del hormigón destruido. Julia miró al can.“Parece que hemos tenido suerte” dijo muy bajito mientras el animal ladeaba la cabeza graciosamente. Julia sonrió, y se sorprendió a sí misma haciéndolo ya que realmente no se sentía muy feliz. “Necesitas un nombre, te llamaré Bambú, como el perro de los dibujos” agregó mientras acariciaba su cabeza peluda. “Vamos”.Los compañeros abandonaron el escondrijo que les había servido de dormitorio aquella noche, necesitaban comida, necesitaban agua… Necesitaban ayuda. Julia trató de pensar, aunque en aquella situación le costaba mucho. Llegó a la conclusión de que sería buena idea encontrar a algún conocido, pero temía que hubiera muerto todo el mundo. Ciertamente, en la ciudad no se veía un alma, al menos no viva. Julia echó a andar por un callejón que conocía, tratando de no hacer ruido, aunque era difícil teniendo en cuenta la multitud de escombros que había en la calle. Intentó no mirar cuando el cadáver de un hombre apareció en su camino, un señor mayor, de unos 60 años, con expresión apacible y una mancha de sangre en su camisa azul. Le recordaba a su abuelo, ¿qué habría sido de él? No pudo evitar dejar resbalar unas lágrimas por sus sucias mejillas y tomó una determinación: iría a la casa de sus abuelos, que vivían en un terreno a las afueras de la ciudad. Quizás allí la situación fuera más benévola.El contacto del hocico de Bambú con su mano la devolvió a la realidad. “No, no me olvido de ti, amigo”, susurró muy suavemente mientras pensaba cómo ir a la casa de sus abuelos. Julia recordaba que no estaba demasiado lejos en coche, pero claro, tal cual como estaban las cosas ir en coche no era una opción y además ella no hubiera sabido conducir. No lejos del callejón donde se detuvo a pensar estaba la boca del metro. “¡Ya está!” dijo para sus adentros. Julia recordaba que el metro llegaba hasta el pueblo donde vivían sus abuelos, tomado en la dirección correcta. Confiaba en que las líneas hubieran dejado de funcionar, y en que fuera relativamente seguro andar por las vías. Con esa idea en la cabeza le hizo un gesto al can y se arrastró sigilosamente hasta la entrada del metro. Bajó apresuradamente las escaleras, desgastadas, medio derruidas… no las recordaba así. Al llegar al andén su ojos se detuvieron sobre las máquinas de refrescos y dulces. Tenía hambre, y tenía sed. Además el viaje prometía ser largo, necesitaba provisiones antes de partir. |
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Antiguo Usuario |
Publicado: Sunday 28 de November de 2010, 04:08
No soy muy buena escribiendo pero me ha dejado tan metida el cuento que no pude evitar seguirlo:tercera parteRápidamente, intentando no hacer mucho ruido, tomo un alambre oxidado que habría salido de la pared rota, llena de sangre por los disparos, mientras maniobraba ya había sacado comida suficiente para el viaje, pero decidió sacar aún mas por si no encontraba a sus abuelos, entonces bambú comenzó a gemir, ella lo miro asustada preguntándole: -¿que ocurre amigo? ¿ No te sientes cómodo?, en ese entonces escucho la voz de un militar, y sintió que bajaban la escalera. Julia, asustada corrió por entre los pasillos del metro, sin saber donde esconderse, entonces vio que bambú encontró la puerta hacia el baño, decidió quedarse ahí hasta que pasara el peligro, pero escucharon la puerta abrirse de golpe, obligándola a intentar salir de ahí, por mas que miraba a su alrededor no parecía haber salida, entonces se dio cuenta de que había una ventilación lo suficientemente grande como para que entraran arrastrándose, en ese momento, con mucho esfuerza subió a su amigo bambú, mientras esto llamo la atención del oído de un capitán, dirigiéndose a ese compartimiento, abrió la puerta y se encontró con la niña,con sus ojos grandes que reflejaron dolor angustia, y sobretodo miedo, el capitan mientras tanto se disponía de sacar su arma, pero no contaba con el animal que se abalanzo sobre el , sin darle tiempo de respirar, pero al caer hizo tanto ruido que el estruendo alerto a los demás y corrieron hasta el baño. |
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Ukyo¡Adicto Total!9870 mensajes 0 Albumes (0 fotos) 0 perros (0 fotos) Sexo: Mujer Edad: 38 años Provincia: Sachsen-Anhalt |
Publicado: Sunday 28 de November de 2010, 15:16
PARTE 4. Estaba acabada, había firmado su sentencia de muerte. Se quedó respirando rápidamente, apoyada contra la pared y tremendamente asustada, mientras el can gruñía y forcejeaba con el hombre, cuya experiencia militar le había permitido zafarse de un mordisco mortal en el cuello. No tardaron mucho en aparecer el resto de soldados. “Se acabó la suerte” pensó Julia, y no pudo evitar ponerse a llorar, lágrimas de amargura que le oprimían el pecho y le encogían el corazón, como si una bestia se lo intentara arrancar del cuerpo.Los soldados dieron unos gritos incomprensibles y apuntaron a Bambú, que seguía apostado y gruñendo salvajemente encima del que parecía el capitán, el jefe de la compañía. “¡Apuntad!” gritó uno de ellos y a Julia le dio un vuelco el corazón. En una fracción de segundo lo comprendió. ¡Hablaban su idioma! ¡Les entendía! No eran enemigos. Gritó con todas sus fuerzas y se abalanzó encima del perro. “¡NO! No... deteneos, deteneos todos. No nos hagáis daño”. Bambú cesó el forcejeo y se dejó abrazar por la niña.Los soldados bajaron las armas y mientras el capitán se levantaba refunfuñando, visiblemente cabreado, Julia pudo observarlos. Eran cinco personas, contando con el capitán. El capitán era un hombre recio y alto, que parecía pasar la treintena si bien su pelo canoso lo hacía más viejo a la vez que le daba un toque de estilo. Llevaban un uniforme con un patrón de camuflaje urbano, protegidos por un casco y un chaleco antibalas del que colgaba gran parte del equipo: linternas, cantimploras, navajas… Uno de los soldados, de rostro sereno, llevaba el chaleco lleno de munición para las armas, unos fusiles de asalto. Julia no creía que el chico tuviera más de 20 años, se fijó en que su mirada oscura estaba pendiente de todo movimiento, y aunque llevaba el arma baja no había dejado de vigilarles, ni a ella, ni a Bambú. Otro de los soldados, el más bajito de todos, se retiró el casco un momento y dejó ver una cicatriz en su cabeza, parecía tener una edad similar al capitán, o al menos eso delataban algunas arrugas alrededor de los ojos y la boca. Los últimos dos muchachos, que rondarían los veinticinco, conversaban en voz baja con el enfurruñado capitán. Uno de ellos tenía el pelo un poco más largo que el resto, de un color castaño claro y ojos verdes profundos. El otro era un español prototípico, moreno y no excesivamente alto, de ojos marrones. Estaba desmontando un arma diferente al resto, una especie de fusil más largo y con una gran mira, aunque Julia no sabía decir para qué servirían.“Bueno niña” dijo el capitán clavando sus ojos azules en Julia “tranquilízate y detén a esa fiera, o no tendremos otro remedio que abrir fuego contra ella, y no estamos para malgastar munición” señaló con la cabeza a Bambú y su expresión se dulcificó “¿estás bien? ¿qué hacías aquí con la que está cayendo?”“Destruyeron mi casa, mi familia… estaba intentando salir de la ciudad…” Julia no pudo evitar las lágrimas que manaban involuntariamente de sus ojos. “Quería ir por la vía del metro hasta la casa de mis abuelos, que viven fuera de Cádiz”.En efecto, se hallaban en Cádiz, la punta sur de la península ibérica. Un buen punto estratégico para comenzar una invasión. El enemigo había llegado con barcos y submarinos, y además había tenido la previsión de aliarse con la potencia marroquí en promesas de la tierra que anhelaban. Se habían intentado hacer con el control de los puertos españoles más importantes, Cádiz, Barcelona, Valencia… y desde allí rebasaban las líneas defensivas a base de bombas. No importaban los civiles, querían pasar. Controlar la península ibérica, teniendo de su parte a la zona del norte de África, suponía una encerrona para el resto de países europeos céntricos. Italia correría probablemente la misma suerte, como antaño, el mar Mediterráneo era útil estratégicamente hablando. |
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