Quiero ser Adicto
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Sexo: Hombre
Edad: 42 años
Provincia: Sevilla
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Publicado: Friday 12 de November de 2010, 00:24
Mi historia comienza como la de muchos, realmente la de todos mis compañeros.No recuerdo bien qué pasó, de repente me vi en la calle, solo, sin saber a dónde ir. El mundo se me vino encima, estaba perdido, no tenía en quién confiar. Buscaba una mano amiga, alguien que se apidara y me guiara en mi nueva vida. Veía a toda esa gente pasando a mi lado, y me miraban, pero nadie me veía realmente. Les observaba suplicante, esperaba que en algún momento alguien me tomara en brazos y me llevara a casa. Parecía que no le importaba a nadie, que no era nada.Me sentía solo. ESTABA solo. Las esperanzas de que mi familia regresara a por mí me iban abandonando, al igual que mis fuerzas. El tiempo pasaba, lenta y dolorosamente, cada día era una repetición del anterior. Me acostaba cuando la noche me guarecía, sin apenas descansar pues cualquier ruido podía ser aviso de un peligro. Por la mañana, al amanecer, buscaba algo de alimento. Vagaba por la calle, al principio continué buscando compañía humana, necesitaba un beso, o un abrazo. Necesitaba sentirme querido. Pero aprendí, a las malas, que no podía confiar en ellos.Dos humanas comenzaron a darme comida cada día, no eran malas conmigo, podía ver que se preocupaban por mí. Pasó mucho tiempo así, según dicen, 3 años. Un día ocurrió lo que tanto temí esos días. No sé cómo, dónde ni cuándo. Algo grande y duro me golpeó. Dicen que fue un coche.Pero nadie se paró a auxiliarme, a nadie le preocupó si mis heridas eran o no graves, si al menos podría valerme por mí mismo. ¿A quién iba a importarle? Al fin y al cabo sólo era un perro vagabundo.Pasaron días, hasta que las humanas que me alimentaban me encontraron. No esperaba ya nada, no creía en la bondad de los "racionales". Pero me equivoqué. Ellas me recogieron, me curaron y me llevaron a un lugar donde estar a salvo. A partir de ese día, mi vida cambió tan radicalmente como lo hizo tres años atrás. Cada día venían a verme, a besarme, achucharme y cuidarme. Me enseñaron que podía querer y ser querido. Desde entonces no me han faltado mantitas, juegos ni mimos. Todo el mí cambió, ¡hasta mi pelo!Ahora escucho a mis mamis temporales hablar sobre otros que aparecen en carreteras, moribundos, y tomo consciencia de mi suerte, porque bien o mal, sobreviví.Soy un cruce de caniche guapo y simpático, de 5 añitos, que busca hoy un hogar definitivo para que, cuando yo me marche, mi familia temporal puedan cambiar el final de otro como yo.Devolverle la sonrisa, la ilusión. Devolverle la vida que un día le arrebataron. Llevándome contigo, me ayudas a mí, y a otros que vendrán detrás.Soy Panchito, ¿y tú[email protected]://www.granfamilia.org |