Marianita de mi corazón, no sabes cuánto me duele que hayas dejado de existir, pero lo que más me duele y lo que me hace sentir más culpable, es no haber estado contigo el día que diste tu último suspiro en este mundo, espero que me perdones, créeme que si hubiera estado ahí, hubiera hecho todo lo posible, para que tu partida no fuera tan pronto. Me duele tanto el no haber estado acompañándote, acariciándote, llenándote de besos y diciéndote lo mucho que te amo y que te voy a extrañar, lamentablemente por cosas del destino estaba en Antofagasta, tal vez, debía de ser así. Tu eres mi marianita en el viento, mi gatita preciosa y regalona, siempre te tendré en mi corazón, te amo y te amare siempre. Ya te extraño…