El West Highland desciende del Cairn Terrier y algunas de sus características son la tenacidad y agresión hacia su presa, que originalmente fueron el conejo y animales más pequeños como roedores. Su genética le ha dotado de un temperamento tal que induce a muchos a llamarlos Perros grandes dentro de cuerpo pequeño. Debido a su predisposición de ataque a presas es conveniente no dejar que pequeños animales se acerquen al perro cuando este fuera de casa.
Necesita ejercitarse con frecuencia, siendo una de las mascotas ideales para vivir en apartamentos debido a su pequeño tamaño y nivel medio de energía. Sin embargo, es necesario entrenarlo de forma regular y consistente. Suele ser un perro que está en posición de alerta saliendo en defensa de su territorio cuando lo siente amenazado, lo que debido a su pequeño tamaño lo convierte en un excelente perro alarma, ya que ladrará furiosamente cuando perciba ruidos o gente extraña aproximandose. Si no se le comienza a enseñar desde que llega al hogar a respetar otras mascotas puede ser que se muestre agresivo con ellos.
Como todos los perros, el West Highland responde de manera entusiasta al cariño y las buenas formas en lugar de la crueldad y malos tratos. Siendo un terrier, su terquedad será legendaria, y hará que los entrenamientos sean una prueba de paciencia para el dueño. Es recomendable comenzarlo a adiestrar desde el momento que entra a la casa (normalmente siendo cachorro) para que se adapte y aprenda a comportarse, ya que su carácter le hará probar los límites en busca de ser el líder y sólo acostumbrándolo desde el principio a las órdenes aprenderá a vivir en armonía.