Un estudio de la Universidad del Estado de Florida (FSU), Estados Unidos, indica que una mascota ayuda a reducir los síntomas de depresión y soledad en personas mayores, ya que encuentran en ella una compañía muy valiosa.
Dicho estudio, impulsado por la Sociedad de Geriatría de América y el Centro WALTHAM para la nutrición animal y publicado en "The Gerontolist", examinó los síntomas de depresión y soledad en personas mayores que habían perdido a su pareja, bien por divorcio o por muerte.
Los investigadores utilizaron datos de ancianos que participaron en una encuesta sobre la interacción de los humanos con animales como parte de un estudio de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, y conectaron estos resultados con otros recogidos en otras investigaciones realizadas entre 2008 y 2014.
El resultado fue que todas las personas que perdieron a su pareja experimentaron niveles más altos de depresión. Sin embargo, las personas sin mascota sufrieron aumentos más significativos que los que sí que la tenían, y añadiendo que los que tenían una mascota no estaban más solos que los anteriores.
Dawn Carr, autor principal del estudio y profesor asociado del área de sociología, ha indicado que "cada vez hay más evidencia de que las redes de apoyo social son beneficiosas para mantener nuestra salud mental después de una situación límite". Añade que "tener depresión después de una pérdida es normal, pero la soledad persistente está asociada con un mayor número de incidentes por mortalidad y una aparición más rápida de enfermedades. Y el estudio indica que las mascotas podrían ayudar a evitar estas consecuencias".
Indica también que "el tener un perro o un gato no te hace más sano, pero, cuando nos enfrentamos a una situación complicada, ayuda su apoyo, ya que ellos simplemente te van a querer, o incluso puedes calmarte acariciando a tu mascota".
"Una mascota puede ayudar a compensar ese vacío porque tiene una capacidad de devolver y dar amor, y dicha capacidad es realmente poderosa".
Estos resultados podrían tener consecuencias en las políticas sociales, ya que, por ejemplo, sería beneficioso incluir la compañía de animales en tratamientos de personas que viven en residencias de la tercera edad.